Escriban una lista con los lugares o soportes donde actualmente se escribe y quedan huellas, como lo hace Perec Georges en su fragmento de Especies de Espacios.
Escribo en recibos, cuando firmo con mi nombre y mi DNI, mi marca chiquita de identidad que me distingue de los otros números.
Escribo en servilletas, casi siempre limpias pero a veces pueden tener salsa, cuando no quiero olvidarme de algún pensamiento fugaz o cuando necesito un recordatorio de llamar a mi doctora.
Escribo en las esquinas de los textos de la facultad, en las partes más aburridas de esos libros que parecen no terminar más, en formato de garabato y en cursiva y con ganas de pedir una pizza y volver a la cama.
Escribo en las notas de mi celular, cuando tengo muchas ganas de desahogarme, cuando ya no doy para más.
Escribo en los chats grupales de las clases virtuales (seguro que esta Perec no la veía venir), cuando quiero hacer una pregunta y cuando las preguntas son para mí.
Escribo en el blog de Taller de Expresión, en medio de ponerme al día con Antropología, cuando de repente se me ocurre una lista de lugares donde escribo y en vez de anotarlo en la servilleta de al lado decido no dejar para mañana lo que puedo hacer hoy.
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