un videominuto y mi presentación

 Y acĆ” va la primera entrada de mi primer blog en mi primer aƱo de la carrera: un videominuto presentĆ”ndome a mĆ­ misma (y un escrito con mĆ”s detalles).



Mi nombre es Pilar Martínez, tengo veinte años recién cumplidos, y sabía que quería estudiar comunicación desde hace mucho tiempo. Me gustaba todo lo que implicaba: siempre fui fiel lectora (y la carrera incluía mucho de leer y escribir), siempre tuve el tipo de cabeza que no se saciaba si no analizaba cada palabra en frente mío (y comunicación incluía el estudio y la observación de la semiótica y, obviamente, la manera en la que nos comunicamos), y siempre fui demasiado indecisa como para decidirme entre periodismo, letras y psicología (así que me decidí por la que las tenía a todas).

Desde que era chica, con ocho aƱos y una mudanza hacia el otro lado del continente, los libros fueron una gran compaƱƭa presente en mi vida diaria. Mis ojos atravesaban las pĆ”ginas como si no hubiera un maƱana, siempre apurada a terminarlos porque querĆ­a (necesitaba) saber el final cuando apenas iba por el principio. EmpecĆ©, como muchos lectores curiosos a esa edad, por ficción y fantasĆ­a: Harry Potter, Percy Jackson y cualquier otro hĆ©roe con habilidades ficticias que hacĆ­an que mis manos se queden pegadas a la portada hasta que ya no quede nada por leer. Creo que haber leĆ­do ese tipo de libros fantasiosos y fantĆ”sticos siempre va a tener un puƱo de influencia en mi manera de ser, en cómo percibo a las personas y en mi forma de ver el mundo (muchos hĆ©roes, pocos villanos; siempre esperando que gane el lado bueno, incluso cuando nos recuerdan que no pasa tan seguido como a Harry Potter le hubiese gustado). Ahora (aunque todavĆ­a no me desprendo de la fantasĆ­a), los libros que elijo parecen haber sido elegidos casi aleatoriamente, nunca relacionados por nada mĆ”s que mi propio interĆ©s. Mientras escribo esta primera entrada, me espera en mi cama GuĆ­a del Autoestopista GalĆ”ctico de Douglas Adams, aunque en mi mesita de luz tambiĆ©n descansa El Momento Eichmann de Sylvie Lindeperg y Annette Wieviorka (soy muy fan de leer dos a la vez).

Supongo que de ahí mismo nace mi cariño por la escritura, desde los cuentos dudosos de mi infancia sobre muñecos de nieve hasta mis ensayos argumentativos acerca de los derechos humanos del año pasado. Mis ganas de escribir siempre estÔn en un rincón de mi cabeza, casi como si estuvieran esperando pacientemente (y, a veces, desesperadamente) que me siente a transcribir las palabras en vez de guardÔrmelas para mí solita. Como con muchos de mis intereses, funciono un poco como si hubiesen etapas, y ahora mismo estoy atascada en la fase de ensayos, como uno que me tocó escribir en 2020 acerca de los derechos de las mujeres en Sierra Leona y su interconexión con la mutilación genital femenina. Escribir me cuesta mÔs que leer, no tanto por falta de deseo como por necesidad de seguir forzando mundos ajenos a mi entendimiento de la realidad, pero tanto la escritura como la lectura tienen un lugar especial para mí.

Por otro lado, cuando se trata de herramientas digitales, estoy un poco mĆ”s perdida. No sĆ© mucho de nada sobre estos temas, pero tampoco se me es difĆ­cil averiguarlo—en el mundo de hoy, es bastante simple sólo buscarlo y seguir las instrucciones. Me manejo mĆ”s que nada por Google Drive y todo lo que incluye (GoogleDocs sobre todo, porque tengo una relación de amor/odio con Microsoft Word), y durante la cuarentena me familiaricĆ©, como casi todos, con Zoom y GoogleMeet. Me manejo mĆ”s que nada por videollamada con mis amigos, por mensaje con mi familia, y por indirectas con los demĆ”s. Y, al hablar de las expectativas que tengo para Taller de Expresión I, creo que mĆ”s que nada espero poder desarrollarme mejor como escritora y aprender las distinciones entre textos y sus reglas, de una manera que haga que una parte de mĆ­ quiera escribir un poco mĆ”s seguido que leer. En cuanto a la carrera de Ciencias de la Comunicación, lo que mĆ”s quiero es poder sacarle provecho mĆ”ximo a todo lo que estĆ© dispuesta a enseƱarme, a todo lo que me entre en la cabeza y me salga por la boca, a todo lo que tenga para ofrecer.

La verdad que no tengo ni idea de si se suponía que escribía tanto o si se suponía que escribía menos, o de manera mÔs formal, o de si debería haber parado cuando hablaba de Harry Potter. Pero, bueno, así termino mi primera entrada al blog de Taller de Expresión I.

¡Nos vemos, gracias por leer!

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